La Trilogía de la Venganza – La obra magna de Park Chan-wook

Sympathy for Mr. Vengeance
Ryu es un obrero como puede serlo cualquiera, con dos diferencias: Es sordomudo, lo cual complica su vida en muchos niveles y, además, está desesperado. Su hermana necesita un transplante de riñón y él no puede donarle porque su sangre no es compatible. La tragedia parece inevitable, y los recursos extremos son algo en lo que ni piensa… hasta que es despedido de su trabajo. Ahí, la desesperación será total. Tanta que se verá negociando con traficantes de órganos, que le prometen un riñón para su amada hermana a cambio de su riñón y 10 millones de Wons (unos 9 mil dólares). Él accede, pero en la intervención sucederá algo trágico: Los traficantes lo estafan, le roban su riñón y el dinero y, por supuesto, no le dan el que necesita su hermana. Esto lo llevará a tomar una medida mucho más extrema: secuestrar a la hija de su ex jefe para cobrar el rescate y volver a intentar conseguir un órgano, pero su hermana no lo tolera y por eso decide quitarse la vida. A partír de allí todo irá cuesta abajo, con twists que provocan que el espectador cambie de bando a cada escena. Aquí no hay buenos ni malos: hay desesperados y, sobre todo, mucho dolor y sed de venganza.


Oldboy
Esta película tiene una particularidad: no está basada en un guión original como su “predecesora”, sino que es la adaptación de un manga japonés nacido de la dupla creativa formada por Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi. De todas formas, su argumento y sus giros son tan acordes a lo visto en Mr. Vengeance que la armonía, pese a ser una historia completamente distinta, se mantiene, generando el clima ideal como para que de la ilusión de continuidad, al menos temática y estilística. En Oldboy volvemos a ser testigos de la vida de un hombre normal que es llevado al extremo, pero en este caso con fines mucho más sádicos y menos “corrientes” que en la anterior película. En Oldboy conocemos a Oh Dae-su, un hombre que es secuestrado y encerrado en una habitación en 1988 sin motivo aparente. Allí sus captores lo manejan todo, y hacen que se entere que su esposa fue brutalmente asesinada, y que obviamente el único sospechoso es él, que desapareció misteriosamente. Allí comienza a obsesionarse con la culpa, con el daño que pudo provocar a los demás y con la seguridad de que el hombre que lo capturó y mató a su esposa es uno de ellos. Pero la culpa comienza a dar lugar a la furia y, con esfuerzo, intenta mantener la cordura para poder recordar lo que más le importa: vengarse del hombre que le arruinó la vida. Pero, 15 años después, así como entro, sin motivo aparente, salió. Alguien libera gas y él se desmaya, y cuando se despierta encuentra la puerta abierta, un celular y dinero. Ahí comienza un nuevo juego: El captor lo llama y le dice que ahora debe descubrir quién es él y por qué lo secuestró. Eso removerá viejas arenas del pasado y traerá nuevamente a la luz algo que Oh Dae-su había olvidado. El sadismo, la perversión y la violencia son las protagonistas de esta película que causó tanta admiración como escándalo y debates sobre la moral del film. Dar spoilers sería arruinar una de las sorpresas más fuertes del cine contemporaneo, así que aquí lo dejamos.


Sympathy for Lady Vengeance
El día que conocemos a Lee Geum-ja está saliendo de la prisión. Ella estuvo encerrada por haber asesinado a Won-mo, un estudiante, y el caso fue una sensación en todo el país, ya que ella, una chica rostro bello y angelical, no daba el perfil de un asesino. Pero ella confesó, las pruebas la acusaban y el juicio se hizo. En la carcel ella buscó el camino espiritual, tuvo un excelente comportamiento y, años después, se ganó la libertad. Pero lo que sigue no es una historia de amor a la vida y un abrazo a la fe, sino una historia de venganza. Lee Geum-ja no asesinó a Won-mo. Ella fue el chivo expiatorio que eligió el verdadero asesino, que la amenazó con matar a su hija recién nacida si se atrevía a acusarlo. Ahora, comenzará a cobrarse los favores que le hizo a sus compañeras de cárcel que también están libres (a una le donó el higado, noten el guiño). Así conseguirá comida, alojamiento y, sobre todo, armas. La cacería comienza, y el asesino, el señor Baek, un profesor de escuela, está enterado. Que el juego comience.

El encierro, la desesperación y el cobro de cuentas son los ejes fundamentales de la Trilogía de la Venganza de Park Chan-wook, y todas comparten otro detalle clave: la empatía. No importa qué tan violenta sea la película, qué recursos utilicen los protagonistas. El director se encarga de dejar claro que para estos personajes el fin no solo justifica a los medios, sino que los idolatra. Y esto nos pone a nosotros en el debate interno de “¿Qué haría yo si…?” generando no solo reflexión, sino también incomodidad, porque tal vez descubramos que si, que posiblemente también tomemos el camino de la oscura (¿y dulce?) venganza.

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